Acojonado por esto de escribir
algo cada semana y preocupado por transmitir asuntos que atraigan a los
lectores, tomé la decisión de buscar en Internet cuales eran los temas actuales
que más interesaban al público.
Navegué por la web con la
esperanza de encontrarme a géneros literarios en alza como el thriller, la
novela histórica, el misterio o el suspense… incluso podría haber imaginado que
los libros que más se vendiesen en las librerías fuesen aquellos que estuvieran
repletos de zombis maltrechos, o de esos nuevos vampiros desesperados por
conquistar a una adolescente de Instituto.
Pero estaba totalmente
equivocado.
Me topé con la simpática noticia
de que estos temas quedan ahora en segundo plano, a la sombra, y nunca mejor
dicho, de una nueva y aplastante corriente literaria que está últimamente en
boga.
El Chick-lit.
¿Y qué género es este? Se preguntarán. Al menos yo lo hice.
¿Y qué género es este? Se preguntarán. Al menos yo lo hice.
Pues muy fácil. Tan fácil como
burlesco.
Al parecer,Chick-lit es un género dentro de la novela romántica, escrito y
dirigido para mujeres jóvenes, especialmente solteras, que están entre los
veinte y los treinta años. Chick es
una forma coloquial en inglés de decir chica y Lit una abreviación de la palabra Literature. Entonces: Literatura para chicas.
Bien. Perfecto.
Lo que yo quería.
Me dispongo a escribir algo que
vaya haciendo el nombre de Fopiani más conocido, publicar y colarme en la
literatura actual, conseguir lo que la gente busca en las librerías y las
librerías buscan de las editoriales. Estoy totalmente dispuesto a adaptarme a
las necesidades actuales y me encuentro con esto: “Si quieres destacar, escribe
literatura para chicas”
Manda huevos.
Pero se equivocan aquellos que
tienen la desfachatez de pensar que podía rendirme tan fácilmente. Nanai. El
ansia de conseguir fama, prestigio y reconocimiento por parte de mi público, la
ilusión y las ganas por escribir algo que interese, hicieron que siguiese
ahondando más en el tema de marras y me informara sobre este nuevo arrasador
género literario.
Quizás, escribiendo literatura
para chicas aun pudiera encontrar mi vena… literaria.
Entonces nació la idea de tirar
la casa por la ventana.Estaba dispuesto a renunciar a mi condición sexual, a la
hombría y porte que me caracterizan para pasar a ser un auténtico escritor Chick. Todo sea por la fama y el dinero.
Entonces exploré, animado me puse
manos a la obra e indagué la forma de hacer una buena novela Chick-Lit y reinar en las librerías. Ya
casi podía imaginarme con unas gafas de pasta, un fular estampado y una camisa Dior color pastel, cuando buscando por
la web descubrí asuntos que van en
contra, incluso, de mis míseros principios.
La protagonista de estas novelas es siempre la misma y además, le
pasan siempre las mismas cosas: Chica de entre 25 y 35 años, que trabaja y que
se gasta gran parte de su escaso salario en ropa y potingues para la cara.
Estas mujercitas también cuentan con varios fracasos amorosos a las espaldas, y
no saben qué hacer con la vida que les viene de frente… “¿Esposa?, ¿Madre?
¿Buena profesional? ¿Pintarse las uñas sin mancharse?”. A mitad de la historia
siempre ocurre que esta chiquilla decide coger el toro por los cuernos y
arreglar la vida.
¿Y cómo?
Pues ligándose a un príncipe azul
que casualmente trabaja en la oficina de al lado. El típico hombre alto,
apuesto, fornido y con ojos claros que hacen que los hombres como yo no se
coman rosca. Y todo ello, además,
rodeado de un reforzado contenido erótico que aumentan, cuanto menos, un
par de grados de temperatura al que lo lee.
En fin, que dicha mezcla de
romances, ropa de marca, maquillaje y sexo por todas las esquinas, lejos de ser
una literatura feminista que defiende a
la mujer y la muestra como persona actual y autosuficiente, lo que hace
es describir al prototipo de mujer que se estilaba en la Edad de bronce.
Señores, con estos libros estamos volviendo al pasado y sin siquiera montarnos
en un Delorean. Volvemos al pasado
porque la mujer solo quiere comprarse un traje blanco, casarse, tener mil
hijos, fregarle los palominos a su marido y comer perdices.
Al final va a resultar que en vez
de literatura romántica escrita por mujeres, terminan siendo novelas escritas
por machistas con tetas y pelo largo. Lo peor de todo es que las chicas se
mueren por leer estos libros y dejar pingües beneficios a las editoriales y sus
autores.
Que principalmente es lo que yo
quiero. Hacerme rico.
Pero parece que voy a tener que
seguir esperando.
Me niego a escribir mierda de
esta índole.